En septiembre de 2020, el sitio web Viajes National Geographic publicó el artículo ¿Puede un campo de golf convertirse en una reserva natural? en el que informaba que el PGA Catalunya Resort había sido galardonado como el resort que más y mejor apuesta por la sostenibilidad y la protección natural de todo el planeta.
El CEO del resort comenzó contratando al biólogo y paisajista Oriol Dalmau, que empezó encargándose de un huerto del que se surtían tanto los vecinos de las viviendas del complejo como la cocina de los restaurantes y otros servicios. Las necesidades de control de plagas del recinto, sumado a una apuesta del mundo del golf por la reducción del uso de fitosanitarios para reducir el impacto de estos químicos en los jugadores, hizo que Dalmau realizara una serie de propuestas de gestión mediambiental con las que convenció a los gestores del resort. Hoy los resultados le han dado la razón.
El primer pilar en el que se cimentan los cambios es el consumo de agua. Por ley, se tienen que usar aguas residuales filtradas y gracias a los mejorados sistemas de filtrado se logra una pureza que trae vida. Como ejemplo claro, las tortugas de variedad Mauremys Caspica que se han trasladado desde las humedales del Empordà hasta aquí buscando refugio. A su alrededor ha florecido un ecosistema de plantas acuáticas y peces autóctonos que han hecho que los lagos no sean solo un desafío para los golfistas, sino una explosión de vida.
El segundo pilar es una flora que va más allá del monocultivo de gramíneas que tanto han criticado los expertos en naturaleza. Oriol se encontró aquí un paisaje en mosaico que favorece la proliferación de pequeños ecosistemas forestales y acuáticos donde han encontrado hogar desde aves como el martín pescador, las garzas reales o los pájaros carpinteros. Un panorama que solo se ha preocupado por preservar e incentivar para que los animales y plantas encuentren aquí un ambiente propicio para vivir.Y el tercer pilar es la reducción drástica del uso de fitosanitarios y químicos que en su día era un mal menor y necesario en todo campo de golf. En el centro de esta medida está el bienestar del jugador, pero trae consigo un beneficio evidente para el entorno. Aquí es donde aparece la magia de Dalmau. Para solventar este desafío, comenzó a instalar cajas nido de murciélagos para luchar contra los mosquitos por la noche, introdujo peces autóctonos que se comieran a sus larvas y atrajo a pájaros insectívoros para que limpiaran los árboles. Y todo ello dejando que la naturaleza lo regule todo. En esta línea, su última actuación ha sido trasladar este sistema al viñedo joven que está creciendo en los límites del resort. El objetivo es llevar el vino ecológico a su máxima expresión. En todos los sentidos.
El Instituto Acuático de Cataluña ha permitido introducir especies autóctonas y de alguna manera da al resort un trato de reserva natural. En esta línea, el propio Dalmau apunta al golf como una posible solución a la falta de recursos de los parques naturales ya que es rentable y el impacto del ser humano es mucho menos ruidoso e invasivo que el del turismo de masas que suele acudir a ecosistemas protegidos. Viendo los resultados en términos de proliferación de flora y fauna, la idea no es una ocurrencia más.
Es la demostración de que las cosas sí se pueden hacer de otra manera. En Hacienda Riquelme también.
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Notas:- El texto anterior es un resumen del citado artículo de Viajes National Geographic. Las fotos también se han extraido de él.
- El 26 de junio de 2022, El País Semanal publicó el artículo Así es el primer campo de golf de España convertido en una reserva natural sobre el mismo tema.
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